Ultimamente nos ha dado a todos por creer que estamos muy mal, que las cuentas públicas tienen una deuda insalvable... en definitiva, que debemos hacernos una especie de harakiri económico y social.
Si a una persona recién llegada de Marte le decimos que tenemos un 70% del PIB de deuda pública se arrancaría los pelos del sobaco; pero, si acto seguido puntualizamos que Alemania tiene un 83% respiraría aliviada.
Es cierto que España tiene varios problemas graves, el principal un paro del 25% que, desde luego es insostenible. Otro problema grave es un déficit de más del 8%. El déficit no se mide sobre los ingresos públicos sino sobre el PIB, es decir, que en un año las administraciones gastan por encima de sus ingresos un 8% de la riqueza nacional. Esto es una barbaridad pero provocado en gran parte por el alto nivel de paro que reduce los ingresos públicos e incrementa el gasto. Pensemos que una familia pasa a ganar menos y gastar más, ¿qué pasaría?.
¿La solución? Si me duele una pierna tengo que tratar la pierna y no el brazo, el corazón o el culo, este último parace ser el órgano de gobierno últimamente.
Por tanto la solución debe proceder de la creación de empleo, la administración debe remover toda dificultad en su generación. Con más empleo, más ingresos públicos y menos prestaciones. ¿Se hace esto? ¿verdaderamente es necesario que responda a la pregunta?
Si a una persona recién llegada de Marte le decimos que tenemos un 70% del PIB de deuda pública se arrancaría los pelos del sobaco; pero, si acto seguido puntualizamos que Alemania tiene un 83% respiraría aliviada.
Es cierto que España tiene varios problemas graves, el principal un paro del 25% que, desde luego es insostenible. Otro problema grave es un déficit de más del 8%. El déficit no se mide sobre los ingresos públicos sino sobre el PIB, es decir, que en un año las administraciones gastan por encima de sus ingresos un 8% de la riqueza nacional. Esto es una barbaridad pero provocado en gran parte por el alto nivel de paro que reduce los ingresos públicos e incrementa el gasto. Pensemos que una familia pasa a ganar menos y gastar más, ¿qué pasaría?.
¿La solución? Si me duele una pierna tengo que tratar la pierna y no el brazo, el corazón o el culo, este último parace ser el órgano de gobierno últimamente.
Por tanto la solución debe proceder de la creación de empleo, la administración debe remover toda dificultad en su generación. Con más empleo, más ingresos públicos y menos prestaciones. ¿Se hace esto? ¿verdaderamente es necesario que responda a la pregunta?
Por una extraña razón tratamos de convencernos cada día de que los recortes actuales y venideros son necesarios porque hemos llevado una vida loca. Que los ayuntamientos despilfarran, que las autonomías también, que las diputaciones deben desaparecer...
En este último caso confieso que tenemos razón y que en un país medianamente sensato serían incompatibles diputaciones y comunidades autónomas.
Pero lo curioso es que la única verdad indiscutible al 90% (porque debe ser este el porcentaje de ciudadanos que opinan que las diputaciones sobran) es el recorte que no se va a producir. Al contrario, a las diputaciones les serán incrementadas sus competencias para que puedan "mangonear" a sus anchas dando a diestra y siniestra según el color del gobierno del ayuntamiento correspondiente. La diputación es el segundo órgano al servicio de la venganza institucional tras las comunidades autónomas.
Yo me pregunto ¿hay intención de discutir una financiación local adecuada y suficiente para los servicios que prestan los ayuntamientos? Cierto que en ocasiones se exceden en sus competencias pero no es menos cierto que casi siempre forzados (o incentivados) por la comunidad autónoma que le concede una subvención para que preste un servicio social durante 6 meses. ¡Qué fácil es poner servicios temporales! pero ¿quién es el responsable de suprimirlos cuando se acaba la subvención? ¿Es económica y moralmente aceptable que existan subvenciones a los ayuntamientos? ¿No sería mejor una financiación objetiva según una serie de criterios ampliamente aceptados y no sujetos al color político del regidor local? Algunos de esos criterios podrían ser: impuestos recaudados en el ayuntamiento, número de habitantes, dispersión poblacional... naturalmente no todos los parámetros pesarían igual en el cálculo.
¿Recortes? ¿un 30% de concejales menos ¡para 2015!? ¿Cuánto cobra un concejal? La mayoría la astronómica cifra de 0 euros. ¿Cuanto va a ahorrar la medida?, bueno el 30% de 0 no es mucho que digamos.
¿Los funcionarios sin paga de navidad? ¡Bien!, ¡que se jodan! como diría una ilustre señoría, ahh, perdón los que se deben joder son los parados, pero seguro que respecto a los funcionarios también está de acuerdo.
Los funcionarios son personas, que sienten y padecen (aunque a veces nos cueste creerlo cuando les vemos tras un mostrador) que asumen obligaciones y que deben cumplir compromisos. La reducción de su poder adquisitivo implica el incumplimiento de obligaciones asumidas, más allá de la posible ilegalidad de la medida.
¿10 puntos menos para los parados a partir del sexto mes?. ¡Que se jodan!, ahora sí ¡Bien vago tiene que ser el que se pasa 6 meses en el paro!, con la de ofertas de empleo que entran en los servicios públicos, si los funcionarios no dan a basto tramitándolas. No hay más que entrar en las páginas de internet, hay ofertas para todos, trabajo por doquier, el que no trabaja es porque es un vago, dirá su ilustre señoría. Así que bien pronunciada la frase ¡que se jodan!, una ocurrencia muy solidaria, muestra de la grandeza intelectual y humana de su emisora, perfecta síntesis de un sentimiento, vamos... una genialidad que merece ser premiada y enviada junto a esos vagos que viven como reyes y que se llaman "desempleados" como premio a su ilustre señoría un desempleo al 50%.
Por desgracia, con "ocurrencias" como estas solamente se fomenta un sentimiento negativo y excluyente, además de incentivar al fraude fiscal. ¿Para que voy a pagar impuestos si el estado del bienestar se va ¡a la mierda!.
Lo cierto es que España está bastante mal pero lo verdaderamente negativo no es lo mal que estamos sino el camino que llevamos. Vamos cuesta abajo sin frenos y sin timonel, guiados por un capitán que ha puesto rumbo fijo al precipicio más oscuro y como corderitos nos dirijimos al matadero.
A ver si nos levantamos y decimos ¡Paren el tren que quiero bajarme!
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