Eloy Velasco, juez de la Audiencia Nacional, ha fijado una astronómica fianza, 50 millones para Angel de Cabo (el liquidador) y 30 para Gerardo Díaz Ferrán (ex presidente de la CEOE), una inteligente maniobra de su señoría. Si los acusados pican el anzuelo ya dificilmente podrán declararse insolventes, serían los insolventes más ricos del mundo. Aunque tenemos precedentes similares en los que las sufridas esposas acuden al rescate de sus arruinados maridos, el amor es lo que tiene.
Hasta hace bien poco el ex-presidente de la patronal era considerado una persona respetable. Bien es cierto que su respetabilidad se ha visto depreciada con la quiebra en cadena de sus compañías y las maniobras realizadas para tratar de eludir responsabilidades.
Por lo tanto digamos que la detención de ayer, con toda la cautela, y respetando la presunción de inocencia, no ha sido una sorpresa para casi nadie. A mí personalmente me ha sorprendido más que por las imputaciones por mi casi nula confianza en el poder garante del estado de derecho.
Por su parte "El liquidador" solamente era respetado en secreto, ¿quién no ha soñado alguna vez con ser Richard Gere en Pretty Woman? Ahora tendrá el honor de haber logrado la fianza más alta de la justicia española, seguramente el record no se mantendrá durante mucho tiempo porque una vez abierta la caja de pandora...
La situación económica está llevando a muchas empresas a la quiebra, eso es algo indudable pero no lo es menos la jauría de aprovechados que se benefician de la coyuntura para pescar en río revuelto. Quien más y quien menos conoce algún caso que ha ganado más con una maniobra cercana a la quiebra culposa que con el desarrollo de una actividad legítima.
Por desgracia, este acontecimiento puede transmitir una falsa imagen del emprendedor. La mayoría de los empresarios de este país son honrados trabajadores que se desviven por sacar adelante sus negocios y que sufren cuando se ven obligados a prescindir de algún empleado. Como en todo campo de trigo hay granos podridos y es bueno que se limpie el granero de ellos para que no extiendan la podredumbre.
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