Cada 6 de diciembre, día de la Constitución, todos (o casi) se reunen para congratularse de ese traje que nos protege cuando hace frío, que nos alienta cuando nos ahogamos, que nos auxilia cuando nos patean.
Sin embargo, los mismos que se felicitan ni se inmutan cuando hay millones de personas sin hogar, aunque el artículo 47 dice Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación.
La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.
La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos.
¡Justamente lo que han hecho en los últimos años! ¿verdad?
No se suicidan (políticamente) por tener 6 millones de personas sin empleo, a pesar de que el Artículo 35.1. dice Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.
No se avergüenzan si hay varios millones de personas sin ingresos, a pesar del Artículo 41. que dice: Los poderes públicos mantendrán un régimen público de Seguridad Social para todos los ciudadanos, que garantice la asistencia y prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo. La asistencia y prestaciones complementarias serán libres.
En definitva, lo mejor que tiene el día 6 de diciembre, ¡bendita juventud!, es que se trata de un día sin clase y esta es precisamente la bondad del día, como buen festivo, no se publica el BOE y por lo tanto ese día apenas se incumple la Constitución, aunque no por falta de ganas de alguna delegada del gobierno que bien afilaba sus armas a la orden de "¡carguen, carguen!" los policías contra los manifestantes.
Especie curiosa, por cierto, la policía que tan pronto se manifiesta por la mañana como apalea manifestantes por la tarde, con eso de que no llevan identificación nos confunden.
A la Constitución se podría aplicar lo mismo que al comunismo. Los comunistas (salvo muy raras excepciones) no creen en Dios, sin embargo, defienden una justicia social, por contra muchos dirigentes que sí creen (al menos eso dicen) toleran e incluso defienden recortes sociales. Yo diría, a riesgo de ser excomulgado, bendito el ateo que hace el bien sin creer en Dios y, por lo tanto, sin temer su ira y maldito el católico que, a pesar de creer en Dios, tolera las injusticias sin hacer nada para evitarlo. El Dios en que yo creo deja en segundo lugar la creencia y pone en primero la acción. Me baso en las palabras de Jesús: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos. El discurso es una parábola y el término "rico" se refiere al opulento, al que oprime a los demás.
Por ello concluyo que quizás son más constitucionalistas algunos dirigentes que han estado ausentes de los actos conmemorativos que muchos de los presentes.
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