Consternación ante los atentados de París.
Naturalmente que estoy
consternado por lo ocurrido en París ayer, me hierve la sangre cada
comentario que veo con un mínimo resquicio de complacencia hacia los
terroristas.
La barbarie no tiene
justificación posible y cuando se atenta contra seres inocentes e
indefensos que nada tienen que ver con la supuesta causa que
defienden los totalitarios menos aún.
No todos los muertos valen
lo mismo.
Estamos en una sociedad
convulsa, hiperconectada e interrelacionada. Un acontecimiento en el
rellano de nuestra escalera puede tener difusión y repercusión
mundial en cuestión de minutos, algo impensable hace solamente dos
décadas. Pero finalmente esa conexión es únicamente tecnológica,
en último de cuentas sigue influyendo la vinculación emocional, no
todos los muertos valen lo mismo, para mí tampoco.