14 de noviembre de 2015

Lloremos los muertos sin clamar venganza, sino justicia

Mis más sinceras condolencias a las víctimas del terrible atentado perpetrado en París por un grupo de fanáticos que se autodenominan ISIS. Condolencias para sus familias y para todo el pueblo francés.

Es ciertamente paradigmático que en nombre del Islam, religión que significa Paz, y en París, la ciudad del Amor y la Libertad haya ocurrido semejante atrocidad.

Ante tal barbarie apenas puedo articular palabra, las lágrimas en los ojos impiden ver con lucidez, o precisamente esa niebla es la que convierte en lúcida la mente.

En estos momentos de terrible desolación, donde observamos la mayor bajeza del ser humano, también podemos apreciar la grandeza del mismo, la mutua colaboración de seres desconocidos, unidos por el lazo de la adversidad, la participación de personas anónimas ayudando a sacar a los heridos de entre los escombros de la discoteca, las palabras de aliento, las atenciones, los abrazos…

Todo ello es muestra de una cosa: los buenos somos nosotros (no los occidentales), los que defendemos la libertad y la paz y no los que pretenden imponer un sistema totalitario basado en un fundamentalismo pseudo-religioso.

París es y seguirá siendo una ciudad abierta, donde reside un gran número de musulmanes que nada tiene que ver con ISIS. Que practican su religión respetando y siendo respetados por quienes no la comparten. La tolerancia es un signo distintivo de esta gran ciudad y debe serlo de nuestra sociedad.

Por desgracia, he visto ya algunos desafortunados comentarios y viñetas haciendo referencia a los refugiados sirios, que ninguna culpa tienen de lo ocurrido. Cuando ni siquiera conocemos la nacionalidad de los terroristas, algo que sinceramente tendrá poca importancia, ya que ninguna culpa tiene una persona de los actos de otro compatriota, ya hay algunos tratando de sacar rédito para su retorcida causa.

Debemos tener claro que los musulmanes no son terroristas, fanáticos los hay en todas partes, la única distinción del fanatismo yihadista con respecto a otros muchos es su tendencia a inmolarse. No estamos acostumbrados en occidente a que un terrorista se autoinmole por "su causa". Pero esos fanáticos son personas a las que les han lavado el cerebro con una versión tergiversada del Corán, como podrían haberlo hecho con cualquier otra promesa eterna.

Lloremos los muertos sin clamar venganza sino justicia, que no es lo mismo.

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