Mis más sinceras
condolencias a las víctimas del terrible atentado perpetrado en
París por un grupo de fanáticos que se autodenominan ISIS.
Condolencias para sus familias y para todo el pueblo francés.
Es ciertamente
paradigmático que en nombre del Islam, religión que significa Paz,
y en París, la ciudad del Amor y la Libertad haya ocurrido semejante
atrocidad.
Ante tal barbarie apenas
puedo articular palabra, las lágrimas en los ojos impiden ver con
lucidez, o precisamente esa niebla es la que convierte en lúcida la
mente.
En estos momentos de
terrible desolación, donde observamos la mayor bajeza del ser
humano, también podemos apreciar la grandeza del mismo, la mutua
colaboración de seres desconocidos, unidos por el lazo de la
adversidad, la participación de personas anónimas ayudando a sacar
a los heridos de entre los escombros de la discoteca, las palabras de
aliento, las atenciones, los abrazos…
Todo ello es muestra de
una cosa: los buenos somos nosotros (no los occidentales), los que
defendemos la libertad y la paz y no los que pretenden imponer un
sistema totalitario basado en un fundamentalismo pseudo-religioso.
París es y seguirá
siendo una ciudad abierta, donde reside un gran número de musulmanes
que nada tiene que ver con ISIS. Que practican su religión
respetando y siendo respetados por quienes no la comparten. La
tolerancia es un signo distintivo de esta gran ciudad y debe serlo de
nuestra sociedad.
Por desgracia, he visto ya
algunos desafortunados comentarios y viñetas haciendo referencia a
los refugiados sirios, que ninguna culpa tienen de lo ocurrido.
Cuando ni siquiera conocemos la nacionalidad de los terroristas, algo
que sinceramente tendrá poca importancia, ya que ninguna culpa tiene
una persona de los actos de otro compatriota, ya hay algunos tratando
de sacar rédito para su retorcida causa.
Debemos tener claro que
los musulmanes no son terroristas, fanáticos los hay en todas
partes, la única distinción del fanatismo yihadista con respecto a
otros muchos es su tendencia a inmolarse. No estamos acostumbrados en
occidente a que un terrorista se autoinmole por "su causa".
Pero esos fanáticos son personas a las que les han lavado el cerebro
con una versión tergiversada del Corán, como podrían haberlo hecho
con cualquier otra promesa eterna.
Lloremos los muertos sin
clamar venganza sino justicia, que no es lo mismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario